En Step by Step tratamos diferentes patologías neurológicas como:
Enfermedades neurodegenerativas: Conjunto de enfermedades neurológicas de origen desconocido o hereditario que se caracterizan por la degeneración progresiva de diferentes zonas del sistema nervioso y que pueden afectar a la capacidad motora, el lenguaje y la memoria entre otras, con la consiguiente pérdida de autonomía por parte del paciente. Entre ellas destacan patologías como la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), Parkinson, la Enfermedad de Huntington o la Ataxia de Friedreich.
Enfermedades autoinmunes: Se caracterizan por el ataque del sistema inmunitario a células sanas del organismo, pudiendo afectar al sistema nervioso desencadenando múltiples manifestaciones clínicas. Se encuentran entre otras la Esclerosis Múltiple, enfermedad degenerativa del Sistema Nervioso Central y el Lupus Eritematoso Sistémico (LES).
Tumores cerebrales: Crecimiento de células anormales en el tejido encefálico. Los tumores pueden ser benignos o malignos (cancerígenos) y su abordaje siempre es delicado, con aparición de déficits debidos a la alteración que produce el tumor sobre el mismo tejido cerebral o a las posibles secuelas neurológicas postquirúrgicas.
Cada caso es valorado por un equipo multidisciplinar formado por profesionales sanitarios especializados en patologías neurológicas. Se planifica un programa de tratamiento basado en unos objetivos consensuados según las necesidades de la persona.
Todas las sesiones de rehabilitación son individuales, personalizados y se basan en el trabajo conjunto del profesional y la persona.
STEP by STEP ofrece un tratamiento integral y personalizado que repercute en una optimización del estado físico del lesionado, así como en una mejora de su calidad de vida.
Preservar el máximo nivel funcional posible según el grado de afectación neurológica, incluyendo aspectos físicos como la movilidad, la fuerza, la resistencia y la función cognitiva.
Mejorar la conciencia corporal, la coordinación y control de movimientos. Estimular la respuesta rápida y eficaz ante estímulos que pueden alterar el equilibrio.
Enseñar patrones y estrategias necesarias para realizar la marcha de la forma más funcional posible.
Conseguir y mantener el máximo grado de autonomía e independencia funcional según el nivel de evolución de la patología. Mantener y potenciar las capacidades actuales y promover nuevas habilidades. Mantener al máximo la evolución de la patología.
Realizar ejercicios de pie en carga total o parcial de peso en caso de lesionados con movilidad voluntaria y capacidad funcional suficiente en extremidades inferiores, con el objetivo de mejorar su capacidad para levantarse, mantener el soporte y la transferencia de peso entre ambas piernas y, en los casos en que sea posible, el reentrenamiento del paso.
Prevenir la aparición de complicaciones secundarias a la lesión (como retracciones articulares, infecciones urinarias y úlceras por presión) es esencial de cara a mantener un mejor estado de salud general, nivel de calidad de vida y un buen pronóstico funcional.
Cualquier actividad de la vida diaria demanda ajustes constantes del control postural, especialmente en tareas que implican movilidad, como la marcha. Para ello, es necesario el aprendizaje de estrategias posturales de equilibrio, así como reconocer como está situado tu cuerpo en el espacio sin necesidad de un soporte visual.
Con el entrenamiento del equilibrio estático y dinámico buscamos, desde la fisioterapia, estrategias para mejorar el control corporal, la agilidad, la marcha y la capacidad de respuesta rápida y eficaz ante estímulos que la perturban.
El control de las reacciones de equilibrio se entrena en diferentes tipos de materiales y estímulos, ya sea a través de alteraciones directas como superficies móviles o vibratorias, alteraciones sensoriales o superficies inestables.
El agua es un medio ideal para el trabajo del control postural gracias a la flotabilidad y la descarga de peso, ayudando a mejorar la función muscular, el equilibrio, la coordinación y las transferencias de peso.
Desde la terapia ocupacional trabajamos la propiocepción mediante diferentes actividades que requieran cambios de peso, fuerza y presión, para que el cuerpo pueda reaprender a diferenciar entre varios estímulos sin necesidad de un soporte visual. También entrenamos la propiocepción a través del reconocimiento de diferentes texturas, ya que la sensibilidad superficial es de vital importancia para poder disponer de esta habilidad.
La mayor parte de las actividades de la vida diaria se realizan de forma automática, sin necesidad de soporte visual como, por ejemplo, buscar el móvil en el bolso para poder responder a un estímulo inesperado (llamada) de forma rápida y eficaz, así como sujetar un vaso de agua de plástico con la fuerza justa para que este no se rompa y se derrame el líquido del interior.
La marcha es una actividad compleja que requiere de coordinación, equilibrio, control y fuerza. Esta diversidad de factores implica que se puedan producir fácilmente trastornos de la marcha en personas con patologías neurológicas. Como consecuencia producen una gran limitación funcional y aumentan seriamente el riesgo de caídas.
Los principales requisitos terapéuticos para la reeducación de la marcha son:
– Capacidad de carga en miembros inferiores.
– Capacidad para generar una consecución de pasos.
– Equilibrio.
Es de suma importancia poder definir un plan de reeducación donde se potencie y optimice, siempre que sea posible, un desplazamiento seguro. Para ello será importante trabajar aspectos como la velocidad, ritmo, coordinación, longitud y anchura del paso.
En casos donde la marcha de forma autónoma no es posible, se pueden utilizar diferentes mecanismos de soporte o se puede asesorar sobre una marcha asistida con dispositivos de ayuda.
El medio acuático proporciona mayor estabilidad durante el entrenamiento de la marcha. Esto nos permite trabajar a diferentes intensidades y, aprovechando la resistencia del agua, mejorar cualidades como la velocidad, el ritmo y la tolerancia al esfuerzo.
Cada paciente es valorado de manera individualizada prestando atención a sus necesidades. Se realiza un análisis de sus capacidades (físicas, cognitivas y sensoriales) y dificultades en la ejecución de las actividades significativas de su vida diaria.
En base a dicha valoración se pautan objetivos de tratamiento consensuados con el paciente y se elabora un plan de intervención en función de su edad, su condición física y del tipo y alcance de la lesión.
El tratamiento va dirigido a la prevención, mantenimiento o mejora, si es posible, de las funciones afectadas.
Los ejercicios proporcionados tienen como objetivo principal mantener la movilidad y funcionalidad de la persona durante las rutinas de su vida diaria de la forma más independiente posible.
En situaciones donde la alteración de la función es irreversible o limitante, se proponen las estrategias necesarias para compensar los déficits físicos y/o cognitivos de la persona con el fin de mantener el máximo nivel de autonomía el mayor tiempo posible. También se realizan adaptaciones de las actividades del día a día según sus necesidades y se proporciona asesoramiento sobre diferentes productos de apoyo y posibles modificaciones del entorno físico donde esta reside con el objetivo de mantener el máximo nivel de independencia durante sus desplazamientos, transferencias y movilidad global.
El agua es un medio terapéutico seguro para trabajar actividades de la vida diaria, como subir y bajar escaleras, marcha sin ayudas e incluso saltos y facilitar la realización de aquellas actividades que fuera del agua serían más difíciles de ejecutar por el paciente.
Una lesión cerebral conlleva a una pérdida de neuronas y sus conexiones y mediante los ejercicios de rehabilitación cognitiva se crean nuevas conexiones que ayudan a restablecer las capacidades que se han visto afectadas por la lesión, como la memoria o la atención, preservar las capacidades existentes y tener durante más tiempo la mayor independencia posible.
Un aspecto importante para afrontar los cambios y adaptarse a las nuevas circunstancias es tener un adecuado apoyo psicológico. El gran impacto que los daños cerebrales adquiridos pueden tener en todos los ámbitos de la vida de la persona habitualmente afecta también al estado anímico del paciente. Un acompañamiento psicológico ayuda al paciente y a su familia en su proceso de adaptación, con el fin de alcanzar el mejor bienestar posible.
Servicios especializados de rehabilitación, fisioterapia y terapia ocupacional especialmente para pacientes con lesiones medulares y cerebrales.